Oración de arrepentimiento

Oración de arrepentimiento - 29.10.1988 - Iglesia de Santa Margarita, Westminster, un servicio para conmemorar el 50 aniversario del Rearmamento Moral -RAM-.

El reverendo Anthony Craig, Iglesia de Escocia, Maryhill, Glasgow

En común con todos los hombres y mujeres, venimos ante Dios con una solicitud y una necesidad de perdón, pero también venimos ante Él con un arrepentimiento especial por el alejamiento de la verdad que creemos que nos ha sido revelada.

Ministro: Perdónanos Señor

Respuesta: Perdónanos, Señor misericordioso.

Hemos visto vidas renovadas y damos gracias por eso, pero también hemos visto los giros de la naturaleza humana afirmarse y empujarnos a acciones y actitudes que nos han separado de los viejos amigos. De nuestro lado, podríamos haber tenido razón en principio, pero a menudo nos ha faltado el amor que derrite el pecado en el otro lado.

Respuesta

Cada uno de nosotros puede pensar en las personas que hemos fallado. Los casos específicos en que algo dicho, hecho o no hecho significaba que la persona no encontraba la bendición que Dios tenía para ofrecerle. Algunos de nosotros podemos pensar en naciones enteras que han caído en malos caminos debido a las oportunidades perdidas.

Respuesta

No deseamos disfrutar en poder haber sido sólo buenos. Reconocemos nuestra parte en la falla humana común de seguir nuestro propio camino, en lugar del camino de Dios. Esto se debe a que a veces hemos tenido el privilegio de conocer los corazones secretos de hombres y mujeres en el centro de la vida de la nación, por lo que también nos hemos dado cuenta de cuán cerca han estado algunos de pisar el camino de Dios y, sin embargo, hemos retrocedido en el momento de decisión. El privilegio conlleva una responsabilidad y a veces hemos fallado a esa responsabilidad.

Respuesta

Es estos momentos nos posamos ante tí, oh Dios, en humildad y arrepentimiento. Eres soberano sobre todo. Cubre nuestros errores con tus bendiciones. Lava nuestros fracasos con tu pureza. No necesitas la ayuda de un hombre o una mujer mortal, pero en tu generosidad nos ha ofrecido una alianza. Acéptanos ahora y, como Jesús fue lavado en el río y transfigurado en la montaña, que así seamos renovados por tu espíritu.

Amén