En el centro del enfoque de IdeC está la idea de que lo "global" y lo "íntimo" están profundamente conectados. El viaje interior y el cuidado de los individuos van de la mano con la lucha por satisfacer las necesidades del mundo. Estas dos dimensiones, como las dos alas de un pájaro, no están en contradicción sino que se necesitan mutuamente.
Se dijo de alguien que "su vida será recordada no tanto por lo que él mismo logró sino por lo que su amistad inspiró a otros a lograr".
Esta filosofía ha apuntalado gran parte del trabajo, a menudo invisible, que Iniciativas de Cambio y su predecesor Rearme Moral han realizado en apoyo de los individuos comprometidos con las instituciones en el extremo de las iniciativas por la justicia y la paz en todo el mundo.
Dos ejemplos provienen del corazón de Europa: el esfuerzo por construir un marco para el continente que sea colaborativo, justo y orientado al exterior. La Unión Europea ha sido muy criticada, pero su visión fundacional era la de un continente en el que la guerra no pudiera repetirse, y en el que su prosperidad pudiera beneficiar a las partes menos afortunadas del planeta. Esa visión sigue motivando a muchos de los integrantes de sus tres instituciones principales: el Consejo de Europa, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la Unión Europea.
El francés Charles Danguy y el ingeniero suizo Christoph Spreng han dedicado décadas a acompañar a la gente en estos círculos y a apoyar los mejores esfuerzos para abordar los profundos problemas subyacentes del continente. Ninguno de los dos es político. Ambos tienen formación técnica, pero han seguido una vocación de dedicar su tiempo y energía a una labor voluntaria de amistad y acompañamiento de personas en el liderazgo de Europa.
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Cuando Charles Danguy visitó por primera vez Estrasburgo, la sede del Parlamento Europeo, en los años 70, admite que estaba asustado, ya que no tenía ningún cargo oficial. "No tenía formación, era un simple vendedor de relojes". Sin embargo, sintió la vocación de conocer a los parlamentarios (eurodiputados), vivir sus preocupaciones y ofrecer una amistad incondicional en apoyo de sus propias intenciones más profundas. Dice que su miedo se desvaneció tras hablar con un eurodiputado durante un viaje en coche. Sus visitas mensuales le llevaron a descubrir cómo funcionaba el Parlamento Europeo al seguir los debates y empezar a conocer a la gente. Aprendió la importancia de "escuchar a los demás y descubrir sus intereses para ver los puntos de intersección", y de "comprometerse a servir a otras personas y caminar por el mismo camino". Un día, un eurodiputado le dijo: "Aprecio nuestra colaboración común, pero no me gusta tu movimiento...". "Nunca", dice Charles, "descubrí la razón. Pero no era importante".
Danguy pudo colaborar estrechamente con otra pareja francesa, Michel y Catherine Koechlin, cuya casa en Estrasburgo (desde 1987) se hizo famosa por su generosa y cálida hospitalidad. Este hogar, dice Danguy, era "el corazón de nuestra presencia en las instituciones".
Las relaciones que Danguy construyó dieron lugar a muchos acontecimientos concretos. Por ejemplo, un "Diálogo Mediterráneo" celebrado en el Centro de Conferencias de Suiza en Caux en 1987, organizado a petición de Giovanni Bersani, Presidente de la Asamblea Parlamentaria Paritaria del Convenio de Lomé. Bersani llevó a parlamentarios y diplomáticos, Danguy y Koechlin llevaron a personas de base, para reunirse, conectarse y encontrar un entendimiento común. Este tipo de diálogos fueron siempre fructíferos.
Danguy supo aprovechar los consejos de su suegra Irène Laure, destacada socialista francesa, elegida en la Primera Asamblea Constituyente del Parlamento francés en 1946; su disculpa a los alemanes en 1947 abrió las puertas a importantes iniciativas de reconciliación de posguerra en el continente. De ella aprendió que no hay que dejarse cegar por el rango y el título: a menudo las personas más importantes de la sala eran las menos visibles, por ejemplo las secretarias. Así que él y su esposa Juliette Laure llegaron a conocer a estas personas entre bastidores, al igual que a los eurodiputados, ofreciéndoles la misma amistad.
Danguy resume algunas de las lecciones de sus décadas de amistad con los eurodiputados: ser sensible para hablar con estas personas ocupadas cuando su mente está libre - respetar su tiempo; escuchar atentamente a la gente para entender sus preocupaciones y unirlas a las mías; aprender trabajando juntos.
Danguy dice: "El Parlamento Europeo es para mí, antes que nada, el rostro de muchas mujeres y hombres que he conocido a lo largo de los años y que están haciendo lo mejor que pueden para traducir en acción la visión de un continente pacífico basado en la justicia."
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Christoph Spreng ha estado vinculado al Consejo de Europa (una de las primeras y mayores organizaciones internacionales de Europa, fundada en 1949) durante muchos años, primero de manera informal y luego involucrándose en las actividades de las ONGI (organizaciones internacionales no gubernamentales).
Spreng expone algunas de las experiencias que ha podido compartir a través de su función: cómo la reflexión personal te prepara para lo inesperado; que hacer lo que has prometido se construye la confianza; aprender a saber cuándo hablar y cuándo escuchar. Destaca que las heridas del pasado necesitan ser reconocidas y curadas, y que ésta es la mejor preparación para afrontar los problemas actuales.
Spreng ha estado en el centro de una iniciativa del Consejo de Europa para desarrollar un "kit de herramientas de diálogo" para llevar a cabo el diálogo intercultural que se ha utilizado en todo el continente. El propio Spreng ha trabajado con esta caja de herramientas en París, Estocolmo, Bucarest e incluso en Lahore (Pakistán) y Túnez. Ha participado en una visita de una ONG internacional a Macedonia del Norte para pedir cuentas a los gobiernos y ha contribuido al marco de gobernanza del Consejo de Europa mediante la elaboración del Código de Conducta para la lucha contra la corrupción. Ha participado en el Foro de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos, así como en el diálogo Norte-Sur sobre los objetivos de desarrollo sostenible.
Al reflexionar sobre su trayectoria personal, reconoce el riesgo que supone preocuparse por uno mismo en este entorno VIP. Aprendió que perseguir intereses y agendas personales e institucionales era una pérdida de tiempo, al igual que asumir cuestiones ajenas a la propia competencia. Las mejores oportunidades las ofrecía la credibilidad y el hecho de estar libre de ambiciones personales o institucionales. Spreng reflexiona que "este asombroso viaje" ha sido simplemente un seguimiento paso a paso de la reflexión interior y la convicción de atender a las personas sin una agenda oculta.
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