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Reflexionando sobre el llamado de Dios en mi vida

Periódico:
Andrea Cooper, de Londres, reflexiona sobre su experiencia al participar en un curso sobre " El llamado de Dios en tu vida".

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Un día, el pasado otoño, vi en la recepción del centro de IdeC en Londres un folleto de color rojo brillante titulado " El llamado de Dios en nuestra vida" - un curso corto dirigido por el Dr. Philip Boobbyer de la Universidad de Kent. El folleto me llamó la atención, ya que he estado reflexionando sobre esta cuestión desde que escuché a Rajmohan Gandhi declarar "¡Dios tiene un plan para ti!" mientras señalaba con su dedo desde el escenario hacia la audiencia en el Centro de IdeC en Caux, Suiza. En aquel momento, su afirmación me pareció a la vez tranquilizadora y desconcertante.



Desde entonces he deseado que Dios hiciera su plan para mí un poco más obvio. El pasado mes de octubre, un grupo de personas se embarcó en el curso de seis semanas, reuniéndose los jueves por la noche en Greencoat Place. Cada reunión empezaba con una comida preparada con cariño, que era algo que se esperaba en esas noches frías. Comenzamos el curso reflexionando sobre la necesidad que teníamos de explorar el llamado de Dios. Todos estuvimos de acuerdo en que, en nuestras ajetreadas vidas, rara vez encontrábamos tiempo para explorar nuestro propósito más profundo. Cada reunión nos dio la oportunidad de leer de la Biblia y de varios autores, incluido Henry Drummond. Philip seleccionó extractos, que leímos en voz alta y luego nos tomamos el tiempo para discutir y explorar.



Pudimos animarnos mutuamente compartiendo nuestras propias experiencias personales de búsqueda del llamado de Dios. Una noche, durante nuestras conversaciones, sentí un gran alivio al contemplar la posibilidad de que nunca hubiera una ceremonia para develar el Plan de Dios. Se me ocurrió por primera vez que el plan de Dios podía ser algo mucho más cotidiano, y que no tenía por qué implicar un puesto de poder o un cambio de carrera. Me di cuenta de que el llamado de Dios podía revelarse y practicarse en las interacciones humanas cotidianas. Esto supuso un gran cambio para mí, que tengo que seguir recordando. Reflexioné por primera vez sobre cómo los pequeños pasos cotidianos pueden conducir a una vida más acorde con la llamada de Dios.



En reuniones posteriores hablamos de acciones de mucho mayor alcance a escala nacional, pero a mí me inspiró más la posibilidad de cumplir el plan de Dios en mis acciones cotidianas. Así que ahora, cuando sonrío a alguien en el supermercado, o ayudo a un colega con un problema, me siento tranquila de que no son obstáculos frustrantes en el camino para encontrar el plan de Dios, sino que pueden ser, de hecho, el plan de Dios. Desde que terminó el curso, algunos de nosotros nos reunimos para cenar y admitimos que realmente echamos de menos nuestro tiempo juntos, y acordamos volver a reunirnos pronto para seguir explorando la llamada de Dios en nuestras vidas.

 

TEMAS

Idioma del Artículo

English

Tipo de Artículo
Año del artículo
2008
Permiso de publicación
Concedido
El permiso de publicación se refiere a los derechos de FANW para publicar el texto completo de este artículo en este sitio web.
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2008
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