La señorita Prestwich era una mujer adinerada, rodeada de un gran número de sirvientes y que vivía en una casa muy elegante con hectáreas de hermosos jardines. Renunció a su riqueza y abrió su casa como Centro de Conferencias para el Rearme Moral, convirtiendo más tarde a Tirley Garth y su finca en propiedad de un fideicomiso benéfico. Y a través de Tirley Garth, personas de todas las clases sociales y de muchos países del mundo venían a hablar, a discutir y a adoptar las normas absolutas que ella encontró a través del RM.
El nieto de Gandhi fue un visitante; figuras políticas destacadas de muchas naciones emergentes acudieron. Grupos que habían sido enemigos acérrimos en sus propios países encontraron la paz y la amistad y la voluntad de trabajar juntos tras su estancia en Tirley Garth.
Sindicalistas y directivos se sentaron juntos en conferencias de fin de semana, los líderes cívicos se comprometieron a trabajar por la mejora de todos. Se enviaron delegaciones a Irlanda del Norte, Sudáfrica y otros países -donde la amargura y las luchas habían causado divisiones tan profundas entre la gente- para transmitir el mensaje que la propia señorita Prestwich había encontrado en los años treinta.
Era una mujer diminuta y delicada, de inmenso encanto y atractiva cortesía. Sin embargo, en su interior había un gigante con convicciones de acero y una determinación y un deseo de ayudar a los demás que ponía en juego su riqueza y su hogar en la gran naturaleza de la vida misma.