Rudolf Gutzwiller: Su fuerza radicaba en su capacidad para exigir el máximo a las empresas que se le confiaban, sin descuidar a las personas. Murió el 3 de mayo, en una conferencia de directores. Gutzwiller había dejado la empresa ya en 1967.
Participó durante décadas en la aplicación del espíritu de rearme moral en la industria. Incluso antes de la Segunda Guerra Mundial, él y su mujer conocieron las ideas de Frank Buchman. Sus experiencias más importantes las hizo cuando era director de 5 hilanderías de una empresa textil. Cuando el hijo del principal accionista se hizo cargo del negocio, Gutzwiller fue despedido injustamente. Estaba muy amargado por esto. Pensó en pedir disculpas por sus sentimientos negativos a la persona que le había tratado mal. Como hombre libre, pudo dejar su trabajo. Le gustaba decir que le habría costado mucho superar el golpe si no le hubieran mostrado un camino en el silencio.
A los 55 años, Gutzwlller ocupó este puesto en la empresa mencionada al principio. Fueron los años más exitosos de su carrera profesional. Su tarea consistía en desarrollar empresas en varios países, apoyarlas y coordinarlas técnicamente, escribe en sus memorias. Además del desarrollo técnico de las fábricas, supo, junto con su mujer, interesarse por los hombres, mejorar sus condiciones de trabajo y dar tanto a los directivos como a los empleados y a sus familias, lo mejor de sus experiencias y de su vida con Dios... Que un matrimonio es verdadero cuando está dirigido por Dios.
A lo largo de sus actividades en todo el mundo, los Gutzwlller se han dado cuenta de que la vida profesional no puede separarse de la vida familiar. En varias ocasiones, la empresa se encontró en números rojos cuando la vida familiar y matrimonial de su gerente no estaba intacta. Este hecho estimuló a la familia Gutzwiller a seguir preocupándose por la gente y a mantener las amistades hasta la vejez.
