Thérèse Grandy 10 de junio de 1924 - 20 de octubre de 2011
Theri nació en el seno de una familia de Zúrich. Tras graduarse como secretaria trilingüe, trabajó para su padre en una exitosa empresa de material de oficina, de la que pensaba hacerse cargo tras su jubilación.
Pero en 1947 se encontró con el Rearme Moral y descubrió en los libros y reuniones de Caux sugerencias para una vida diferente y efectiva. Tomó algunas decisiones personales costosas y comenzó a trabajar con Rearme Moral como miembro permanente del personal voluntario.
En 1950, los Grandys viajaron a Estados Unidos y a África durante largos periodos. Allí aprendió, según ella, lo que significa servir y hacer lo que hay que hacer, sin quejarse. Hizo muchas amistades, algunas de ellas para toda la vida. Poco después de casarse, les pidieron a Theri y Marcel que pasaran tres meses en Chipre para hacerse cargo del trabajo de Rearme Moral. Esos tres meses se convirtieron en tres increíbles décadas, cuya historia puede leerse en su libro La esperanza nunca muere.
Caux siempre ha desempeñado un papel esencial en la vida y el pensamiento de Theri, que nunca ha perdido el interés por lo que allí ocurre y por todos los que contribuyen al ambiente único que constituye el "tejido vivo" de esta casa de reuniones. Con motivo de la ceremonia fúnebre, llegaron numerosos testimonios de todo el mundo, especialmente de Oriente Medio.
Durante los 30 años que vivieron en Chipre, cuando las comunidades griega y chipriota se mataban mutuamente, Theri y Marcel fueron de las pocas personas que pudieron viajar a ambas partes de la isla. Tanto los griegos como los turcos tenían miles de amigos en el extranjero que les decían lo que querían oír de los extranjeros: Tienen toda la razón y son las víctimas. Los demás están completamente equivocados y la comunidad contraria se comporta de forma bárbara y cruel con ustedes. Pero Theri y Marcel nunca cedieron a esta forma fácil de hacer amigos. Theri no quería amistades efímeras basadas en halagos y falsas esperanzas dadas a ambas comunidades. Querían crear amistades duraderas, con personas transformadas y responsables, basadas en criterios morales y en la fe en Dios. Así es como la recordarán todos los amigos griegos y turcos de Theri.