Irina Ratushinskaya pasó cuatro años en un campo de trabajo soviético tras recibir la mayor condena impuesta a una mujer por motivos políticos desde los tiempos de Stalin. Su "delito" fue la poesía. Desde que abandonó la Unión Soviética en 1986 y fue despojada de la ciudadanía soviética, vive en Londres con su marido Igor Geraschenko. Es autora de El gris es el color de la esperanza y En el principio.
Dice: "Nuestra generación en la Unión Soviética tuvo suerte. Para nosotros, las fronteras entre lo que debía hacerse y lo que no debía hacerse estaban claras: era una especie de sociedad "en blanco y negro". Nos vimos obligados a elegir desde el principio". ¿Cuál era la elección? O salvar nuestras personalidades, nuestras almas, y entregar nuestros cuerpos para que fueran destruidos, o hacer lo contrario". La autora habla de sus experiencias en los campos de trabajo, de la superación del miedo y de la búsqueda de la fe, en una sociedad que intentaba abolir a Dios.