Rex Gray era un inglés bastante reservado que prefería estar haciendo algo más que discutiéndolo. Nunca estaba más contento que cuando un amigo necesitaba que le pusieran unas estanterías o que le llevaran a casa. Tenía alma de artista y a su familia le encantaba verle tocar el piano. Se perdía en él. En su juventud, era popular entre todas las amigas de su madre por tocar melodías sentimentales que las hacían llorar.
Rex Gray nació en 1917 en el pequeño pueblo de Long Clawson, en las Midlands inglesas, donde la vida transcurría a un ritmo más lento. Su padre enseñó a Rex a conducir cuando tenía 12 años, antes de que las autoridades comprobaran si realmente se podía llegar a los pedales.
Tras dejar la escuela, Rex se trasladó a Nottingham, donde se formó en topografía de edificios con las autoridades locales. Allí conoció al Grupo de Oxford, que encajaba con su educación metodista. Poco después fue llamado a filas al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, donde sus habilidades técnicas podrían ser útiles en la Real Maestranza de Ingenieros. A los 23 años ya era sargento y trabajaba en la oficina del alcalde de Dunkerque (Francia).
En 1940, más de 300.000 soldados estaban varados allí mientras las fuerzas enemigas se acercaban peligrosamente. Se creía imposible rescatar a tantos hombres, ya que la playa era poco profunda para los grandes barcos. Pero el Primer Ministro Churchill no permitiría que tantos hombres se convirtieran en prisioneros o algo peor sin un esfuerzo desesperado. Así que él y el vicealmirante Ramsay tiraron el libro de texto por la ventana y pidieron que embarcaciones privadas y pequeñas cruzaran las 25 millas de mar para rescatarlos. 850 pequeñas embarcaciones consiguieron rescatar a más de 336.000 soldados británicos, franceses y de otros países aliados mientras llovían sobre ellos bombas y disparos. Rex iba en uno de los últimos botes.
Más tarde fue destinado a El Cairo, donde conoció a egipcios y tropas que respondieron al mensaje de cura y reconciliación del Grupo de Oxford. A pesar de sus horrores, la guerra fue una experiencia enriquecedora para este chico de campo.
Tras la guerra, regresó a Nottingham, donde conoció a Betty Fox, una profesora en prácticas, con la que se casó. Trabajó en la Administración Pública como tasador de propiedades. Rex y Betty intentaban ayudar a la gente dondequiera que vivieran, pero mudarse a Newcastle en 1966 les dio un sentido especial. Utilizaron su casa para hacer que los estudiantes extranjeros se sintieran bienvenidos en Gran Bretaña y conocieron a muchos del Caribe que les invitaron a visitarles muchos años después.
En 1972, el famoso dictador Idi Amin ordenó la expulsión de la comunidad asiática de Uganda.
Siempre es un momento delicado cuando un grupo llamativamente diferente llega en masa a vivir a una zona. Pueden convertirse fácilmente en el blanco de las culpas por cualquier dificultad. Conscientes de ello, Rex y Betty se desvivieron por ayudar intentando poner en contacto a los líderes de la comunidad con la policía, los educadores, los empresarios, etc. Trabajando con sus nuevos amigos, Hari y Ranju Shukla, organizaron reuniones informales facilitadas por IdeC en las que todos podían hablar libremente y aprender algo de la vida y la cultura de los demás. Encontraron espíritus afines en otras ciudades tanto del Reino Unido como de otros países y llamaron a este proyecto Esperanza en las Ciudades (Hope in the Cities). Más tarde se les invitó a unirse al Consejo de Relaciones Comunitarias para aumentar su eficacia.
Es imposible saber cuál fue el legado de este trabajo, pero Newcastle se mantuvo relativamente tranquila durante un periodo en el que las tensiones raciales hervían en otras ciudades británicas durante las décadas de 1970 y 1980. Y en 2018, cuando David Down, marido de la hija de Rex, Barbara, fue elegido lord Mayor de Newcastle, se encontraron con un amplio abanico de personas que seguían considerando a sus padres con respeto, gratitud y afecto.
